lunes, 22 de noviembre de 2010

Enfermedad

Enfermedad
Caí enfermo este jueves. No me sucedía algo así desde hacía años. No fue más que una gripe con  tos, pero bastó para recluirme en la cama durante el fin de semana. Me sorprendió el ver interrumpidos mis planes  y proyectos por causa de un factor físico interno. No podía enojarme, ni rebelarme contra mi enfermedad, no hubiera hecho mas que prolongarla. Una vez aceptado que no podría realizar las cosas que tenia pensado para ese fin de semana, no tuve mas remedio que aceptar que no podía hacer ningún plan, y que no tenia casi sentido hacer nuevos planes. Me vi sumido en un expectante estado de pasividad sin expectativas ni esperanzas, mas que ser complacido por mi familia con comidas en la cama, y tés a cualquier momento, por lo que quedaba del fin de semana. Mi mente no tuvo mas remedio que dedicarse a vagar y proponerme actividades instantáneas, con el simple objeto de pasar el rato, de distraerme un poco. De pronto la posibilidad de ver una película era válida a todo momento, cosa extraña, ya que en la cotidianeidad me veo siempre obligado a considerar varios factores antes de permitirme ver una película. Es decir, la enfermedad me arranco de la realidad ordinaria y me situó en un espacio libre de ocupaciones-tanto felices como no tan felices- donde me entregó una especie de libertad condicional, es decir, sin muchas posibilidades, ya que no podía abandonar mi casa y además estudiar me causaba un poco de dolor de cabeza. La cuestión es que entre resignado y algo contento acepté mi condición.
Mi familia es numerosa y las visitas son frecuentes, sobre todo en fin de semana. Asi es como desfilaron por mi casa en estos días amigos de mis hermanos, amigos mios, parientes, etc. La situación era la de siempre, cada uno haciendo lo que viene a hacer, charlar, jugar, hacer música, etc., pero mi rol era totalmente distinto, ya que no se me consideraba casi un ser con quien intercambiar algún tipo de idea, o lo que fuera. Es asi como yo era parte de la situación sin cumplir con ninguna exigencia, propia de la situación. Aunque claro, se me tenía vedado el participar activamente de la situación. Observar, analizar, y reflexionar se volvieron mis actividades preferidas.
 Noté como todos , si bien parecían estar allí producto de su libertad en salud, tenían algún problema o inconveniente. A algunos les preocupaba o desagradaba lo que tendría que hacer después, otros lamentaban lo que acababan de vivir, y otros estaban insatisfechos con el momento en sí, pero no lo manifestaban de ningún modo. Asi la gente desfilaba, y yo me empezaba a sentir en algún punto privilegiado por mi enfermedad. Igualmente me costaba comprender como ellos, que gozaban de plena salud, y hubieran podido hacer cuanto quisieran, la estuvieran pasando, en algunos casos, tan mal. Pero sobre todo me sorprendía pensar que de alguna manera, ellos no lo aceptaban. Me seguían viendo a mi con una compasión y un cariño(que yo atesoraba), y a ellos mismos se consideraban libres y felices. No comprenden que ellos, quizás mas que yo, están enfermos, y que aceptarlo es lo primero que hay que hacer para poder superarlo.
 Mientras tanto ya es domingo, y ya estoy casi totalmente curado de mi gripe, por lo que digo adiós a esta enfermedad, y empiezo a acordarme de la otra.

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